Estas cualidades se manifiestan por:
- La franqueza y la regularidad de los aires.
- La armonía, la ligereza y la facilidad de los movimientos.
- La ligereza del tercio anterior y el remetimiento de los posteriores cuyo origen es debido a una impulsión, siempre activa.
- La sumisión a la embocadura con una descontracción total y sin tensión ni resistencia alguna.
Su paso es regular, franco y suelto. Su trote es libre, elástico, regular sostenido y activo . Su galope es regular, ligero y cadenciado. Las caderas deben siempre mostrarse activas a la menor indicación del jinete y por su acción, animan también a todas las partes del caballo.
Gracias a su impulsión , siempre despierta, y a la elasticidad de sus articulaciones, que ninguna resistencia paraliza, el caballo obedece de buen grado y sin dudar, con calma y precisión, a las diferentes acciones de las ayudas, manifestado un equilibrio natural y armonioso, tanto físico como mental.
En todo su trabajo, incluso en la parada, el caballo debe estar "en la mano" .
Se dice que un caballo esta "en la mano" cuando el cuello está más o menos elevado y arqueado según el grado de doma y la extensión o reunión del aire, y acepta la embocadura con un contacto ligero y suave y una completa sumisión.
La cabeza debe permanecer en una posición estable y, por regla general, ligeramente por delante de la vertical, con una nuca flexible y en el punto más alto del cuello, y el caballo no opone ninguna resistencia a su jinete.
La cadencia se aprecia en el trote y es el resultado de la propia armonía que muestra un caballo cuando se mueve con regularidad bien marcada, impulsión y equilibrio.
La cadencia debe mantenerse en los diferentes ejercicios de trote y en todas las variaciones de este aire.
El ritmo que un caballo mantiene en todos los aires es esencial en Doma Clásica
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